¿QUÉ ES LA
MEDICINA INTERNA?
MARIA
XIMENA GARZON TORRES
Adaptado de: Dr. Humberto Reyes B.
Editor, Revista Médica de Chile.Profesor de Medicina, Universidad de Chile.
UNIVERSIDAD
DE CIENCIAS APLICADAS Y AMBIENTALES
FACULTAD DE
CIENCIAS DE LA SALUD
MEDICINA
HUMANA I – GRUPO A
BOGOTÁ
2015
¿QUÉ ES LA
MEDICINA INTERNA?
MARIA
XIMENA GARZON TORRES
Adaptado de: Dr. Humberto Reyes B.
Editor, Revista Médica de Chile.Profesor de Medicina, Universidad de Chile.
ENSAYO
IRMA
YOLANDA POLANCO
DOCENTE
INFORMATICA BÁSICA – VIRTUAL
UNIVERSIDAD
DE CIENCIAS APLICADAS Y AMBIENTALES
FACULTAD DE
CIENCIAS DE LA SALUD
MEDICINA
HUMANA I – GRUPO A
BOGOTÁ
2015
CONTENIDO
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Pág.
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1. INTRODUCCIÓN
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7
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2. OBJETIVOS
GENERALES
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8
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2.1.
OBJETIVOS ESPECIFICOS
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9
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3. HISTORIA DE LA
MEDICINA INTERNA
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4. EL
<<FENOMENO OSLER>>
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12
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5. DESARROLLO EN
UNIDADES CLINICAS
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6. CONCLUSIONES
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7. BIBLIOGRAFIA
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TABLAS
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Pág.
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TABLA 1. Hitos de la
Medicina Interna
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FIGURAS
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Pág.
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FIGURA 1. Portada LIBRO
MEDICINA INTERNA
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13
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FIGURA 2. Grafico
jerarquización, servicio Medicina Interna
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15
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RESUMEN
Medicina
Interna se puede definir como una especialidad médica dedicada a la atención
integral de los pacientes adultos, se centró en el diagnóstico y el tratamiento
no quirúrgico de las enfermedades que afectan a los órganos y sistemas internos
(excluyendo problemas gineco-obstetricia) y la prevención de estas
enfermedades. Este documento de posición repasa la historia de la medicina
interna, el nacimiento de sus subespecialidades y las dificultades que
enfrentan los médicos jóvenes cuando deciden si se debe ejercer como médico
internista o en una subespecialidad. En Chile, como en la mayoría de los países
occidentales entrenamiento formal en una subespecialidad de la medicina interna
requiere certificación previa en medicina interna, pero la proporción de médicos
jóvenes que permanecen en la práctica como internistas generales parece ser
considerablemente más bajos que los que optan por una subespecialidad. Las
principales razones de este desequilibrio se pueden relacionar con ventajas
financieras (por la práctica de tecnologías especializadas) y la tendencia de
los pacientes a solicitar asistencia directa por un pensamiento profesional
para estar mejor capacitado para cuidar de sus problemas específicos. Los
programas de formación en medicina interna deben considerar un mayor énfasis en
la atención ambulatoria integral en lugar del énfasis tradicional de formación
en salas de hospital.
1. INTRODUCCIÓN
El nombre
«Medicina Interna» dado a una de las especialidades de la profesión médica
tiene significado confuso para el público general, incluyendo a los pacientes.
Lo mismo ocurre al calificar como «internistas» a los especialistas que la
practican. En los médicos, ambos términos despiertan imágenes más precisas: es
fácil distinguir el quehacer de los internistas con el de los pediatras,
obstetras o cirujanos. Pero cuando se les pide una definición de «Medicina
Interna» su respuesta es notablemente imprecisa, lo que resulta anecdótico
cuando se propone a becados en el tercer año de formación en Medicina Interna,
que la definan o al menos describan sus características distintivas.
Para explicar
algo que fluya del intelecto y se integre a la cultura es necesario contar con
una definición. Según el Diccionario de la Lengua Española, una definición es una proposición que expone con
claridad y exactitud los caracteres genéricos
y diferenciales de algo material o inmaterial1. En este
Diccionario no existe una definición para «Medicina Interna», pero sí la hay
para «Internista» (adjetivo): Dicho
de un médico: Que se
dedica especialmente al estudio y tratamiento de enfermedades que afectan a los
órganos internos.
Llama la
atención que en textos dedicados a Medicina Interna, no figure su definición.
Sin embargo, la variedad de temas que abordan refleja lo propio de la
preocupación e interés de los internistas.
2. OBJETIVO
GENERALE
·
Conocer los diferentes
aspectos que recubren el concepto de la especialidad medicina interna.
2.1.
OBJETIVOS ESPECIFICOS
·
Identificar los aspectos de
contenido principal, partiendo de la especialidad Medicina Interna en el
hospital
·
Investigar a cerca de los
objetivos principales que tiene la medicina interna.
·
Consultar por medio de bases
de datos algunos escenarios posibles de Medicina Interna en la vida cotidiana.
3.
HISTORIA DE LA MEDICINA INTERNA
A fines del
siglo 18 y en la primera mitad del siglo 19 los centros de influencia de la
medicina occidental estaban en países europeos. Para la práctica profesional
las opciones principales eran la clínica médica y la cirugía, con fronteras
bien identificadas. La clínica médica distinguía entre patología interna y
patología externa, cuyas fronteras eran más difusas. La enseñanza y la práctica
de la clínica médica se aplicaba al diagnóstico de las enfermedades por sus
síntomas y signos físicos, más el conocimiento sobre su historia y evolución
natural, y los aportes de la anatomía patológica, que había alcanzado la
cúspide de su desarrollo. La terapéutica médica era esencialmente empírica.
Para aprovechar en beneficio del enfermo este conjunto formado por la semiología,
la historia natural de las enfermedades, su anatomía patológica y el
tratamiento médico empírico, eran fundamentales la experiencia del médico, su
capacidad de observación (el «ojo clínico» mencionado por A. Castiglioni en su
Historia de la Medicina)[1] y su buen juicio. Ello se reflejaba en
los textos y en las revistas médicas, cuyos contenidos eran esencialmente
descriptivos. Sobre la naturaleza de las enfermedades, sus causas y
fisiopatología, se sabía muy poco. Lo que se decía, hacía, escribía y enseñaba
tenían mucha subjetividad y poca ciencia.
En la segunda
mitad del siglo 19 progresaron notablemente la bacteriología, la química y la
física. Sus descubrimientos empezaron a relacionarse con la clínica médica y
nació la medicina experimental, que adoptó el método de las ciencias
biológicas. Este proceso cultural causó efectos en Alemania, donde provocó una
acción favorable pretendiendo incorporar a la clínica médica las novedades que
ofrecían las ciencias para investigar la naturaleza íntima de las enfermedades,
adoptar nuevos recursos tecnológicos que facilitaran o precisaran el
diagnóstico semiológico, ensayar nuevos tratamientos y juzgar objetivamente los
méritos e inconvenientes de los tratamientos antiguos y los nuevos. Entre los
cambios que se produjeron, la fisiología y otras ciencias biológicas dieron
origen a la fisiopatología. En el ambiente médico germánico nacieron, alrededor
de 1880, los términos «Medicina Interna» e «internista». Una reunión realizada
en Wiesbaden, en 1882, se denominó por primera vez «Congreso de Medicina
Interna» (Tabla 1). Dos años
después la revista médica alemana «Boletín de Medicina Clínica» cambió su
nombre a «Boletín de Medicina Interna», indicándose como propósito difundir lo
que la literatura mundial ofreciera en el campo de la Medicina Interna[2].
4.
EL «FENÓMENO OSLER»
La concepción de la Medicina
Interna como un ámbito para relacionar los progresos científicos con la clínica
médica tradicional fue captada por médicos notables a fines del Siglo 19 y
comienzos del siglo 20. Su paradigma fue el Dr. William Osler, nacido en
Canadá, prestigiado como clínico y docente en la Universidad McGill de
Montreal. Se trasladó a los Estados Unidos donde alcanzó gran prestigio y
terminó su carrera profesional en la Universidad de Oxford, Inglaterra,
distinguido por la corona británica con el título nobiliario de «Sir».
En 1890, Osler tenía
41 años y era el clínico más destacado en Norteamérica, Profesor de Medicina y
Médico Jefe en el Hospital de la Universidad de Johns Hopkins, en Baltimore. Le
incomodaba la escasez de textos que mostraran la experiencia de los clínicos
norteamericanos y criticaba la forma en que estaban organizados los pocos
disponibles, porque se basaban en criterios anatomopatológicos para agrupar
enfermedades con naturaleza disímil. Además, repetían conocimientos clínicos
clásicos sin considerar las novedades que aportaban las revistas científicas. A
uno de esos textos le criticó, por ejemplo, el que negaba que la fiebre
tifoidea fuera causada por una bacteria lo que, según el autor, era fruto de la
imaginación humana. Eberth, en Alemania, había comunicado recientemente el
aislamiento de una bacteria distinta al bacilo coli y que cumplía los
postulados de Koch para atribuirle causalidad en la fiebre tifoidea. Pero los
médicos norteamericanos -salvo Osler y otros pocos- no leían revistas en idioma
alemán ni procuraban sus traducciones.
Osler criticaba
también la polifarmacia empírica y basaba sus propios tratamientos en las
medidas de higiene y confort del paciente y en su alimentación e hidratación
adecuadas, tratando de que la naturaleza y la energía vital del paciente fueran
la fuente de su mejoría. Por ejemplo, en sus lecciones sobre fiebre tifoidea,
el capítulo dedicado al tratamiento empieza así:
«La profesión médica
ha demorado demasiado en aprender que la fiebre tifoidea no es una enfermedad
que deba tratarse principalmente con drogas. Una enfermería cuidadosa y una
dieta controlada son esenciales en la mayoría de los casos»[3].
Esto lo escribió
décadas antes de que se descubrieran los sulfamidados y luego la cloromicetina.
Sin embargo, sería difícil desechar esas enseñanzas, aunque en el curso del
siglo 20 se desarrollaron herramientas formidables que han permitido ser más
eficientes en la curación y la prevención de las enfermedades.
Estimulado por sus
colaboradores y por una gran empresa editorial, Osler escribió su tratado sobre
«Los Principios y la Práctica de la Medicina», donde volcó su experiencia y una
recopilación del conocimiento clínico, fisiológico y fisiopatológico de su época
(Figura 1). En pocos meses fue el texto más popular en
Norteamérica y se extendió al mundo. Osler lo actualizó en 7 ediciones, hasta
1909. Después de su muerte, sus discípulos publicaron hasta la edición Nº16, en
1947, traducida al francés, alemán, español y chino. El libro de Osler reflejó
la quintaesencia de la Medicina Interna: el conocimiento médico abarca no sólo
las características clínicas de las enfermedades sino también su epidemiología
y relaciones con la salud pública, incorporándole los descubrimientos
atingentes de la medicina experimental, la microbiología, la bioquímica etc.
FIGURA
1. Portada del texto de medicina, de William Osler, en su edición de 1909
5. DESARROLLO
EN UNIDADES CLINICAS
Paulatinamente
se fueron creando unidades dirigidas a problemas de salud específicos que deben
ser orientados desde el conocimiento pluralista que ofrece la Medicina Interna.
Dentro de éstas se encuentran entre otras las unidades de desintoxicación hospitalaria,
cuidados paliativos, enfermedades infecciosas, enfermedades sistémicas
autoinmunes, factores de riesgo cardiovascular, hepatología, obesidad y otros
trastornos de la alimentación, osteoporosis y metabolismo mineral, enfermedades
tumorales, unidades de corta estancia, unidades de estancia prolongada,
hospitalización domiciliaria, o unidades de investigación. Las patologías
atendidas en la mayoría de estas unidades entran también dentro del campo de
acción de otras especialidades, existiendo en ocasiones también como unidades
dentro de ellas. Estas patologías se beneficiarían de un abordaje
multidisciplinario, coordinado e integrado bajo la visión global del
especialista en Medicina Interna. En este sentido, los nuevos sistemas de
gestión abren un proceso para convertir los Servicios Sanitarios tradicionales
en un sistema basado en Areas Clínicas Funcionales sobre temas monográficos,
organizadas con criterios interdisciplinarios, dotándolas de autonomía en
materia de gestión presupuestaria y organización sanitaria, supeditadas, eso
sí, a los criterios de la dirección de cada centro. Tienen como objetivo
fundamental la mejora de la calidad asistencial, pero también es un modo de
optimizar recursos y, por añadidura, costes. Por lo tanto sería deseable la conversión
de las actuales unidades clínicas 9 citadas con anterioridad en Areas Clínicas
Funcionales, en las que entrasen a formar parte los especialistas en Medicina
Interna, con una función clave de coordinación e integración del resto de los
especialistas. Además, numerosos estudios tanto norteamericanos como europeos
han probado que la intervención de un Internista en los Servicios Quirúrgicos
que aporte un cuidado médico basado en la evidencia, detectando los problemas
médicos preoperatorios y las complicaciones postoperatorias, conlleva una menor
morbi-mortalidad perioperatoria y acorta la estancia hospitalaria. Asimismo en
ocasiones existen otros procesos médicos que acaban requiriendo de la cirugía
para diagnóstico o tratamiento. Por otro lado, el Proyecto de ley sobre
"áreas de capacitación específica" (denominación oficial de las
superespecialidades) de Marzo de 2001, las define como "el conjunto de
conocimientos, habilidades y actitudes añadidos en profundidad o en extensión a
los recibidos en el período de formación como especialista, siempre y cuando
ese conjunto de conocimientos se hubiera desarrollado sobre una parte del
contenido de una o varias especialidades, sea objeto de un interés asistencial,
científico y social relevante y cuente con la especial dedicación profesional
de un número significativo de médicos especialistas". Los especialistas
podrían acceder al Diploma de "Médico Especialista con capacitación
específica" tras comprobarse una serie de requisitos evaluados finalmente
por el Comité Nacional del Area de Capacitación que correspondiera. En el
ámbito de la Medicina Interna se propusieron en principio las Áreas de
Capacitación Específica de "Enfermedades Infecciosas", de
"Urgencias y Emergencias" y de “Hepatología”. Por el momento no ha
entrado en vigor el Real Decreto, dado el intenso debate que ha surgido en las
distintas especialidades, incumbiendo directamente a la nuestra el hecho de que
los médicos de Urgencias hayan reclamado su área como Especialidad propia, no
como Área de Capacitación, y la negativa de la Comisión Nacional de Aparato
Digestivo para crear el Área de Capacitación en Hepatología propuesta por la
Comisión Nacional de Medicina Interna.
6. CONCLUSIONES
La evolución de
la Medicina Interna y el rol del internista en nuestra sociedad, tiene causas
complejas; algunas vienen de fuera de la profesión médica, muchas fueron
inevitables y probablemente todas son universales. En lugar de rechazar una
realidad porque la sentimos ajena a nuestra historia y a nuestras preferencias,
debemos estimular la calidad de la formación del internista y su vocación
durante este período crucial. Necesitamos dar ejemplos que motiven a los
jóvenes para elegir entre una carrera profesional como internista o una
subespecialidad. Si se hacen sub-especialistas, que su formación previa haya
sido sólida y les permita conservar la capacidad y el interés por atender a sus
pacientes con el criterio amplio y el propósito integrador que son
característicos de la Medicina Interna.
7.
BIBLIOGRAFIA
·
REYES B. Humberto. ¿Qué es Medicina Interna? Santiago de Chile:
(Octubre 2006), http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-98872006001000020
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